1918 - El fin de la guerra

En 1918 ambos bandos atravesaban serias dificultades tanto militares como económicas. Sin embargo, la fatiga era más visible en el bando de las potencias centrales que en el aliado, pues la incorporación de los Estados Unidos al conflicto había supuesto una auténtica inyección de recursos materiales y humanos.

No obstante, en 1918 los alemanes consiguieron eliminar definitivamente del escenario bélico a los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin al conflicto. Una serie de derrotas continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviético a firmar en marzo el Tratado de Brest-Litovsk.
Con las manos libres en el frente oriental, el general alemán Ludendorff inició una ofensiva en el lado occidental. Fue la conocida como 2º Batalla del Somme para diferenciarla de los combates que se habían desarrollado en la misma zona en 1916. La iniciativa fracasó, pues los aliados frenaron la ofensiva en el Marne, en el mismo lugar donde Joffre había hecho abortar en 1914 el Plan Shlieffen.
 
La contraofensiva aliada al mando del general Foch fue iniciada en julio de 1918 y forzó el repliegue de las tropas germanas. En agosto un nuevo ataque aliado que empleó abundantes carros de combate desplazó a los alemanes hasta la frontera belga. La crisis militar se tradujo en deserciones masivas. El Imperio Austro-Húngaro se rindió a mediados del mes de noviembre, en tanto que búlgaros y turcos lo habían hecho ya en septiembre y octubre respectivamente