Beneficiados.

Aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil, Argentina y España.

Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba.

Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió el liderazgo mundial.